Hay un lobo en el armario, tiene ganas de salir ¡Auu!
Existen figuras mitológicas que el cine fantástico se niega a dejar ir. Puede ser por falta de creatividad o por la simple razón de que siempre funcionan, siempre hay un sitio que no ha sido explorado de tal criatura y ¡Boom! ya tenemos una película nueva en cartel. La figura en cuestión aquí es The Wolfman (El hombre lobo, 2010), hombre de dia, bestia de noche...Y es ahí es donde radica la importancia de un hombre lobo, el asombro de que pueda existir en un mismo ser un costado humano y un costado animal: a simple vista un balance único que te ofrece lo mejor de dos mundos, pero que a la misma vez discretamente planta la semilla de la incertidumbre de saber que pasaría si damos rienda suelta a nuestro salvajismo más natural y nos olvidáramos de todo sentimiento existente antes de que una luna llena, redonda y blanca, se posara en nuestros ojos.
Perseguida. Emily Blunt oculta en la espesura de la noche
Como muchos de los hits de la última década, The Wolfman, es una remake del titulo homónimo de George Waggner estrenada originalmente en 1941. Por supuesto que la tecnología actual fue una excusa perfecta para esta nueva adaptación que contó con la dirección de Joe Johnston. En lineamientos generales las dos versiones siguen un mismo curso, aunque con 70 años de diferencia se podrán imaginar como se vería el hombre lobo en la primera película (Un hombre con cara de perro literalmente, y perro de peluche) que a diferencia de su hermana más jovencita, que contó con maquillaje de última generación y efectos especiales, logró formarse más apetecible para los espectadores, y más aterradora, por si cabía alguna duda.
Lawrence Talbot (El ganador del Oscar, Benicio del Toro), un joven actor londinense, se ve forzado a regresar, tras de muchos años de ausencia, a su finca luego de que su hermano desapareciera misteriosamente. Allí se reúne con su enajenado padre, Sir John Talbot ( El también ganador del premio de la Academia, Anthony Hopkins) y con la potencial viuda de turno Gwen Conliffe (Emily Blunt). Una vez el fiambre en cuestión encontrado, todos los personajes mencionados, y en especial Lawrence, comienzan una búsqueda truncada por conocer que ocurrió realmente con su hermano, topándose en el camino con gitanos, un bosque muy al estilo Twilight lleno de niebla, y con un depredador enorme y peludo que le gusta comer brazos y piernas en sus ratos libres.
El sueño de cualquier manicura
“The Wolfman” es un festín de mutilaciones humanas no apta para impresionables, ambientada en un Londres de principios de siglo XIX perfectamente recreada, que la hacen un espectáculo visual. Tanto Del Toro como Hopkins hacen gala de ser dignos actores ganadores de la estatuilla dorada, y la implementación de Blunt completa un trio de protagonistas de primera clase. Los personajes secundarios no se quedan atrás: Hugo Weaving como el inspector Abberline (¿Se acuerdan de Mr Anderson de
A pesar de tener una escudería actoral que cualquier director quisiera tener, el punto débil del largometraje es la falta de desarrollo de una trama profunda y atrapante. “The Wolfman” se queda en ser una mera seguidilla de arranques violentos que se tornan aburridos, aunque la buena implementación de los efectos de sonido generan más de un sobresalto inesperado. El desenlace es previsible y para colmo, triste. En fin, “El hombre lobo” es un filme que ofrece básicamente lo que adelanta su titulo, una encrucijada de bestias peludas y rabiosas, que podría haber sido memorable pero se quedó en el camino.
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